jueves, 19 de septiembre de 2013

PRÁCTICA BLIJ

A lo largo de esta entrada desarrollaremos unas reflexiones acerca del siguiente enlace del artículo de Juan Cervera., titulado "En torno a la literatura infantil".


5 comentarios:

  1. Sabemos que la literatura infantil es aquella que tiene como lector modelo al niño y por tanto debe ser considerada como un género literario, al igual que lo son otro tipo de novelas que tienen un destinatario concreto.
    No obstante cabe no confundir la literatura infantil con las lecturas didácticas, puesto que en mi opinión el fin primordial de la literatura no es el de instruir, sino el de fomentar el goce por la lectura cubriendo las necesidades lúdicas de los niños. Sin embargo, las lecturas infantiles con fines didácticos son muy frecuentes en nuestros tiempos y se fomentan a lo largo de la infancia por parte de las escuelas. En este sentido podemos considerar que este factor sería necesario en los países que están empezando a potenciar la literatura infantil pero deberíamos replantearnos los objetivos reales que tienen las obras que se proponen y si los niños podrían leerlas como actividad de ocio, pues de no ser así se crearía justo el efecto contrario, el aborrecimiento de la lectura.

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  2. Me ha resultado bastante interesante el artículo de Juan Cervera. A lo largo del texto nos explica la actual polémica sobre la existencia de la literatura infantil y juvenil.

    Estoy totalmente de acuerdo con la definición de mi compañera Montse cuando explica el significado de la literatura infantil, ya que no existe una única definición concreta de LIJ. Éste concepto ha ido cambiando con el paso del tiempo ya que en ocasiones el concepto de LIJ se ha puesto en duda.
    Los alumnos deben estar siempre en contacto con la literatura. El docente debe de utilizar la literatura de una forma lúdica, aunque su principal objetivo sea la lectura.
    Pienso que no es bueno utilizar los libros como instrumentos didácticos, en muchos casos los docentes obligan a leer olvidando la lectura por placer.
    Mi experiencia en las aulas me hace reflexionar sobre el papel de los docentes frente a la lectura de los libros. Cuando los profesores nos pedían la lectura de un libro, que por su puesto había de hacerse en casa, nos hacían un examen donde teníamos que contestar a las preguntas que nos había preparado.
    Creo que hay otras mejores maneras de promover la lectura que la que se están siguiendo en algunas aulas de nuestros centros.

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  3. El artículo engloba la concepción de la Literatura Infantil y Juvenil actualmente. Entendemos como literatura infantil "la obra estética destinada a un público infantil", definición que no todos comparten hoy en día, ya que para muchos al ser obras destinadas a niños no se considera literatura.
    No sólo debemos fijarnos en el ámbito didáctico, ya que existe un gran campo de aspectos como el entretenimiento o la información recreativa que pueden ayudar a motivar al alumnado a la hora de leer. Con esto me refiero a que en el momento de promover el gusto por la lectura, deben de hacerse actividades o proyectos divertidos, pero a la vez instructivos, y que no sean las pruebas típicas que consisten en una serie de preguntas a responder. A los hechos me remito, porque en el período que estuve de prácticas, mi tutora propuso una lectura a los niños, (la que cada uno quisiera) elaborando así un resumen de la misma y seguidamente una exposición individual a toda la clase. Más adelante y voluntariamente podían grabarse en vídeo recomendando el libro y así participar en un blog en el cual se les premiaba con un obsequio. En definitiva decir que, con esta propuesta, a los alumnos se les notaba entusiasmados por contar sus libros y de hecho cuando se les dejaba tiempo libre, la gran mayoría aprovechaba para leer.
    Por último, Juan Cervera Borrás dice que la asignatura de "Didáctica de la Lengua y la Literatura" pretende ser obligatoria en las universidades, y con ello decir que es lo que hace falta para una buena formación tanto de docentes como del alumnado. Finalmente podemos observar que, con los hechos nombrados anteriormente se está logrando que la actitud positiva sobre la LIJ siga creciendo y expandiendo en cuanto al método enseñanza/aprendizaje se refiere.

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  4. Tras la lectura del artículo de J. Cervera, comentaré, en primer lugar, el recorrido que hace en cuanto al concepto de Literatura Infantil y Juvenil se refiere a lo largo de los años; pues no podemos permitir que ésta sea considerada como una sola en su género, es decir, existen diferentes géneros literarios, así como la literatura infantil, ni tampoco quedarnos con una sola definición como bien han comentado mis compañeras.
    Por lo que se refiere a la literatura infantil, he de decir que estoy totalmente de acuerdo con la opinión del autor, pues nos deja claro que esta debe partir de los intereses de los niños, así como olvidar la instrumentalización llevada a cabo actualmente en las escuelas.
    Siguiendo esta línea, los niños deberían llevar a cabo la lectura como una actividad lúdica, disfrutando de ella en su tiempo de ocio, y no por imposición, es decir, que el maestro les haga leer alguna obra en sus ratos libres que no les resulte interesante.
    Finalmente, me gustaría decir que como futura maestra me gustaría poder ofrecerles a los alumnos una literatura destinada a ellos, con la que se diviertan y aprendan.

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  5. Como ya han comentado mis compañeras, la literatura infantil sí debe ser considerada un género a todos los efectos, ya que está dirigida expresamente a los niños. Si se pueden diferenciar, por ejemplo, las novelas de aventuras de las de terror por poseer elementos definitorios propios, es igualmente posible separar la literatura para adultos de aquélla escrita para un público infantil. Al fin y al cabo, los libros que conforman ésta última presentan unas características concretas y comunes en cuanto al estilo, la forma y los contenidos.
    También me gustaría comentar el uso generalizado de las lecturas que se lleva a cabo en la escuela para educar y moralizar a los alumnos, en palabras textuales del autor. Cada día más, el profesorado, sobretodo joven, se está acostumbrando a introducir el elemento lúdico en sus clases, pero siempre persiguiendo un fin educativo, un fin didáctico. Se debe a esto, quizá, la tendencia a pensar que, si se le dice a un estudiante que lea un libro, es necesario que después lo trabaje, para que pueda asimilarlo y extraer de él algún conocimiento. Así pues, lograr que el niño se divierta y se aficione a la lectura, leyendo por el mero placer de hacerlo, no parece ser un objetivo suficientemente contundente.
    Opino, por lo tanto, que se debería desechar estas ideas preconcebidas de los fines para los que debe servir la literatura en la escuela, y simplemente promover que los niños recurran a ella como fuente de distracción y entretenimiento, en la que puedan satisfacer sus inquietudes a través de obras que realmente les interesen.

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