viernes, 27 de septiembre de 2013

CREANDO CUENTOS

En esta entrada vamos a compartir con vosotros un cuento elaborado por nosotras durante la clase de hoy. Hemos partido de estas cartas para comenzar y desarrollar nuestro relato...



Antes de empezar...

¡Todo listo!
          

OLIVER Y ALICIA CONTRA EL REY

Había una vez, en un reino lejano, un rey muy cruel  que mataba de hambre a su pueblo mientras que él y su corte despilfarraban el dinero en celebraciones y opulentos festines.   
            Debido a la pobreza que se padecía en las casas de los aldeanos, muchas familias abandonaban a sus hijos ante la imposibilidad de mantenerlos. Éste era el caso de los pequeños hermanos Oliver y Alicia. Pese a que la madre de los niños se negaba a abandonarlos, dada la precariedad de su situación, el padre los despertó una mañana cuando el sol aún no había salido. Los niños tiritando de frío y desconcertados, fueron conducidos por su propio padre a un frondoso bosque de abetos. Una vez allí el padre les dijo:
-          Hijos míos, no os mováis de aquí! Antes del atardecer regresaré a por vosotros.
      Y así llegó la oscuridad y el padre todavía no había aparecido. Oiver y Alicia, viendo que su padre no regresaba y  asustados por los los sonidos siniestros decidieron buscar el camino de vuelta. Sin embargo, debido a la espesa nieva nocturna no tardaron en perder el rumbo y adentrarse en las profundidades del monte.
            A la mañana siguiente, Oliver y Alicia se despertaron con el sonido de un rebaño de cabras, que estaba cuidado por una pastorcilla.
-          ¿Quiénes sois? ¿qué hacéis aquí?- preguntó ésta.
            Los niños, aunque un poco recelosos al principio, comenzaron a contarle su historia a la pastorcilla.
            No tardaron en hacerse amigos y la chica, llamada Davinia, les ofreció su ayuda, ya que ella se dedicaba a vender la leche de su ganado a los miembros de la corte. Esto suponía que la joven tenía acceso a palacio, por lo tanto decidieron  trazar un plan para  colarse en las cocinas y obtener algo de comida.
            Cayó la noche y los tres amigos llegaron a las puertas traseras de palacio. Davinia no tenía miedo, pues no era la primera vez que robaba. Oliver y Alicia se mostraban temerosos, aun así decidieron seguir adelante, pues las tripas les rugían y ya no podían aguantar un día más sin comer.
            Consiguieron lo que buscaban, pasteles, pan y algo de fruta. Corrieron para que nadie los viese, pero antes de salir del castillo un guarda hirió en la pierna a Oliver con una flecha y rápidamente lo encerró en un decrépito calabozo.
            Las dos niñas, asustadas consiguieron escapar y llegaron a una posada cercana.
            Alicia lloraba desconsolada,  pensaba que había perdido a su hermano para siempre y no lograban dar con una solución para tan grave problema.  Los huéspedes, enternecidos por los llantos  de la niña le preguntaron:
-          ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?
-          El Rey ha mandado encerrar a mi hermano en el calabozo, nosotros sólo queríamos algo comer pues no tenemos casa ni padres.
            Esto creó en la gente de la posada una indignación que se unía al descontento que ya tenían por las condiciones miserables en las que el rey les hacía vivir.  De modo que decidieron tomar medidas para terminar con el gobierno de ese rey  y liberar al hermano de Alicia.
Desesperados y armados con antorchas y palos derrotaron al rey  que atemorizado por la muchedumbre  abandonó el reino y no volvió nunca.    Liberaron a Oliver e instauraron un Gobierno basado en la igualdad que terminó con el hambre y la miseria y así nunca más ningún niño fue abandonado.

¡Esperamos que os haya gustado!

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